Con motivo de la celebración del Día Mundial del Síndrome de Down, quiero dedicar mi entrada semanal a las personas cuya combinación cromosómica es diferente al resto.
Esto es un hecho natural que siempre ha formado parte de la condición humana y que tiene efectos variables en los estilos de aprendizaje y características físicas y de salud.
Hoy en día existen multitud de programas de intervención temprana y enseñanza inclusiva; e investigación que son vitales para el crecimiento y desarrollo de estas personas.
Nosotros como educadores sociales, debemos tratar de aumentar la conciencia pública sobre esta cuestión y recodar lo valiosas que son las contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad social. Debemos también resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual y la libertad para tomar sus propias decisiones.
Todo esto solo será posible si desde el primer momento que se diagnostica la existencia de un cromosoma más, la familia lo acepta y se hacen conscientes de que eso no supone un problema para el desarrollo de la persona siempre y cuando se acuda a profesionales que faciliten la ayuda necesaria para la prevención e integración en la sociedad.
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